miércoles, 31 de agosto de 2011

Amor


Bueno, parece que la ñoña me acompaña en estos días. Son días de cambios, la cuenta atrás ya ha empezado y eso la obliga a una a plantearse las cosas importantes de la vida.
Así que poco a poco, voy descartando como si fueran pesos que poner en la mochila: esto no, esto, esto no (anillo feo, anillo feo, anillo feo)... y quiero llevar el bolso tan ligero que al final queda vacío. De modo que vuelta a empezar, a repasar la lista! Porque seamos sinceros, quien me conoce bien sabe que hay algo sin lo que creo que es imposible vivir: el amor.
El amor... hay tantas cosas para amar! Qué bonito que es querer y qué bonito que lo quieran a uno. Imaginaros que sería del mundo sin el amor, si alguien no amara el cine tanto como a la vida no tendríamos a E.T., ni a la pequeña y adorable Annie, no hubiéramos regresado al futuro, ni habríamos deseado que un esqueleto se convirtiera en Santa Claus. Y esto sólo por mencionar algo.
A mí me encanta, me encanta amar a mi pareja, me encanta amar a mi familia, me encanta amar a mis amigos, me encanta amar el cine, la música... y me encanta saber que me queda tanto por amar! Tantas cosas que me esperan en esta aventura maravillosa que es la vida y a la que amo!
Salud a todos pequeñuelos, salud y amor!
Y por cierto, elijo esa imagen porque creo que ese tipo es todo amor...

lunes, 29 de agosto de 2011

Hogar dulce hogar



A veces quisiera tener los zapatos de Dorothy y no lo digo porque el rojo rubí me quedaría perfecto en los pies. Es sólo que algo tan fácil como cerrar los ojos, juntar los talones tres veces y decir “¡no hay nada cómo el hogar! ¡no hay nada cómo el hogar! ¡no hay nada cómo el hogar!”  uff... quién sabe dónde aparecería...
Desde que yo nací mis padres nunca se mudaron, crecí en la calle Puigcerdà de Barcelona. En la Verneda y es que “la Verrne manda” como se lee en alguna que otra pared del barrio.
Aun hoy, después de haber habitado 5 casas más, esa sigue siendo mi casa (no sé qué dirán mis padres a todo esto...) Cinco casas, sí señor, no es poco y lo cierto es que todas fueron hogares, cumplieron su función a la perfección. Aunque hiciera frío en invierno y un calor agobiante en verano, aunque no tuviera un balcón, aunque hubiera un gato que me odiaba, etc. cada lugar tenía algo especial que lo hacía mío y todos y cada uno tienen mi cariño y muchos recuerdos bonitos, incluso a Miles le guardo afecto.
No es fácil salir del nido, al menos para algunos, no es fácil llegar de trabajar y tener toooodo por hacer, ni si quiera es fácil tomar la decisión de “ya lo haré mañana”. Pero justo con esa y otras tantas decisiones que tomas en el camino te das cuenta de cuán tuya es tu vida, es valiosa como la de todos los demás y es única e irrepetible. Así que mientras vas del trabajo a casa y de casa al trabajo y limpias o no y cocinas lo que te gusta y te lo comes en el sofá piensas y sueñas como vas a construir tu vida. Sueñas con el futuro y te acuerdas de tus sueños del pasado y quizás te das cuenta de que nada de aquello encaja en tu realidad actual, pero sueñas.
Y es que es tan bonito soñar! Si algo hay en mi familia son soñadores y es algo de lo que estoy orgullosa, muy orgullosa de llevar en mí la marca del soñador. Soñadores que sueñan con historias para contárselas al mundo, soñadores que dibujan sus sueños, soñadores que sueñan con personas que luego se convierten en muñecos, soñadores que sueñan con notas musicales que transforman en sus bandas sonoras, sueñan con películas, con familias, con viajes... y en ellos también existe mi hogar, no son mi casa, pero reconozco el olor al entrar en todas ellas y siento como si lo estuviera.
Así que supongo que el hogar dulce hogar debe estar en nosotros, en casa de los papis, de los iaios, de los tíos, en la nuestra, en la de nuestra mejor amiga... yo espero llevar el calor del hogar en mi corazón y que así me encuentre dónde quiera que vaya. Por lo pronto seguiré el camino de baldosas amarillas ;).